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Por qué la ‘IA prosocial’ debe ser el marco para diseñar, desplegar y gobernar AI
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A medida que la IA impregna cada esfera de la vida moderna, el desafío central que enfrentan los líderes empresariales, los responsables políticos e innovadores ya no es si adoptar sistemas inteligentes, sino cómo. En un mundo marcado por la creciente polarización, el agotamiento de los recursos, la erosión de la confianza en las instituciones y los paisajes de información volátil, el imperativo crítico es diseñar IA para que contribuya de manera significativa y sostenible al bienestar humano y planetario.
La IA prosocial: un marco de diseño de diseño, despliegue y gobernanza que garantiza que la IA se adapta, capacitada, probada y dirigida a las personas y el planeta, es más que una postura moral o una cover. Es un enfoque estratégico para posicionar la IA dentro de una ecología más amplia de inteligencia que valora el florecimiento colectivo sobre la optimización estrecha.
El ABCD del potencial de AI: desde la penumbra hasta la gloria
La justificación de la IA prosocial emerge de cuatro reinos entrelazados: agencia, vinculación, clima y división (ABCD). Cada dominio destaca el carácter dual de la IA: puede intensificar las disfunciones existentes o actuar como un catalizador para soluciones regenerativas e inclusivas.
- Agencia: Con demasiada frecuencia, las plataformas impulsadas por la IA se basan en bucles adictivos y sistemas de recomendación opacos que erosionan la autonomía del usuario. La IA prosocial, por el contrario, puede activar la agencia revelando la procedencia de sus sugerencias, ofreciendo controles significativos de los usuarios y respetando la naturaleza multifacética de la toma de decisiones humanas. No se trata simplemente de “consentimiento” o “transparencia” como palabras de moda abstractas; Se trata de diseñar interacciones de IA que reconocen la complejidad humana (la interacción de la cognición, la emoción, la experiencia corporal y el contexto social) y permitir a las personas navegar en sus entornos digitales sin sucumbir a la manipulación o la distracción.
- Vinculación: Las tecnologías digitales pueden fracturar a las sociedades en cámaras de eco o servir como puentes que conectan diversas personas e ideas. La IA prosocial aplica modelos lingüísticos y culturales matizados para identificar intereses compartidos, resaltar contribuciones constructivas y fomentar la empatía a través de los límites. En lugar de alimentar la indignación por la atención, ayuda a los participantes a descubrir perspectivas complementarias, fortalecer los lazos comunales y reforzar las delicadas telas sociales que mantienen juntas a las sociedades.
- Clima: La relación de IA con el medio ambiente está llena de tensión. La IA puede optimizar las cadenas de suministro, mejorar el modelado climático y apoyar la administración ambiental. Sin embargo, la intensidad computacional de entrenamiento de modelos grandes a menudo implica una considerable huella de carbono. Una lente prosocial exige diseños que equilibren estas ganancias contra los costos ecológicos: adoptar arquitecturas de eficiencia energética, evaluaciones de ciclo de vida transparente y prácticas de datos ecológicamente sensibles. En lugar de tratar al planeta como una ocurrencia tardía, la IA prosocial ancla las consideraciones climáticas como una prioridad cardinal: la IA no solo debe asesorar sobre la sostenibilidad sino que debe ser sostenible.
- División: Las cascadas de información errónea y las grietas ideológicas que definen nuestra era no son un subproducto inevitable de la tecnología, sino como resultado de opciones de diseño que privilegian la viralidad sobre la veracidad. La IA prosocial contrarresta esto al integrar la alfabetización cultural e histórica en sus procesos, respetando las diferencias contextuales y proporcionando mecanismos de verificación de hechos que mejoran la confianza. En lugar de homogeneizar el conocimiento o imponer narraciones de arriba hacia abajo, fomenta el pluralismo informado, haciendo que los espacios digitales sean más navegables, creíbles e inclusivos.
Doble alfabetización: integración de IA y NI
Darse cuenta de esta visión depende de cultivar lo que podríamos llamar “doble alfabetización”. Por un lado está la alfabetización de IA: dominar las complejidades técnicas de los algoritmos, comprender cómo surgen los sesgos de los datos y el establecimiento de mecanismos rigurosos de responsabilidad y supervisión. Por otro lado, la alfabetización de inteligencia natural (Ni): una comprensión integral y encarnada de la cognición y la emoción humana (cerebro y cuerpo), identidad personal (yo) e integración cultural (sociedad).
Esta alfabetización de NI no es un conjunto de habilidades suaves encaramadas en los márgenes de la innovación; Es fundamental. La inteligencia humana está conformada por la neurobiología, la fisiología, la interocepción, las narrativas culturales y la ética comunitaria, un intrincado tapiz que trasciende las nociones reductivas de los “actores racionales”. Al llevar la alfabetización de NI al diálogo con la alfabetización de IA, los desarrolladores, los tomadores de decisiones y los reguladores pueden garantizar que las arquitecturas digitales honren nuestra realidad humana multidimensional. Este enfoque holístico fomenta sistemas que son éticamente sólidos, sensibles al contexto y capaces de complementar en lugar de limitar las capacidades humanas.
Ai y Ni en sinergia: la IA prosocial va más allá del pensamiento de suma cero
La imaginación popular a menudo enfrenta a las máquinas contra los humanos en un concurso de suma cero. AI prosocial desafía esta dicotomía. Considere la belleza de la complementariedad en la atención médica: la IA se destaca en el reconocimiento de patrones, tamizando a través de vastas tocones de imágenes médicas para detectar anomalías que podrían eludir a los especialistas humanos. Los médicos, a su vez, se basan en su cognición incorporada e instintos morales para interpretar los resultados, comunicar información compleja y considerar el contexto de vida más amplio de cada paciente. El resultado no es simplemente un diagnóstico más eficiente; Es una atención más humana y centrada en el paciente. Paradigmas similares pueden transformar la toma de decisiones de leyes, finanzas, gobernanza y educación.
Al integrar la precisión de la IA con el juicio matizado de expertos humanos, podríamos hacer la transición de modelos jerárquicos de comando y control a ecosistemas de inteligencia colaborativos. Aquí, las máquinas manejan la complejidad a escala y los humanos proporcionan la visión moral y la fluidez cultural necesaria para garantizar que estos sistemas sirvan intereses públicos auténticos.
Construyendo una infraestructura prosocial
Para incrustar la IA prosocial en el centro de nuestro futuro, necesitamos un esfuerzo concertado en todos los sectores:
Empresas de la industria y tecnología: Los innovadores pueden priorizar diseños de “humano en el bucle” y recompensar explícitamente las métricas vinculadas al bienestar en lugar de la participación a cualquier costo. En lugar de diseñar la IA para enganchar a los usuarios, pueden construir sistemas que informen, empoderen y elevan, medidos por mejoras en los resultados de salud, el logro educativo, la sostenibilidad ambiental o la cohesión social.
Ejemplo: La Asociación en AI proporciona marcos para la innovación prosocial, ayudando a guiar a los desarrolladores hacia prácticas responsables.
Sociedad Civil y ONG: Los grupos comunitarios y las organizaciones de defensa pueden guiar el desarrollo y el despliegue de IA, probando nuevas herramientas en contextos del mundo real. Pueden traer perspectivas étnica, lingüística y culturalmente diversa a la tabla de diseño, asegurando que los sistemas de IA resultantes cumplan una amplia gama de experiencias y necesidades humanas.
Instituciones educativas: Las escuelas y las universidades deben integrar la doble alfabetización en sus planes de estudio mientras refuerzan el pensamiento crítico, la ética y los estudios culturales. Al nutrir la alfabetización de IA e NI, los cuerpos educativos pueden ayudar a garantizar que las generaciones futuras sean expertas en el aprendizaje automático (ML) y profundamente basados en los valores humanos.
Ejemplo: El MIT Schwarzman College of Computing and Stanford’s Institute for Human Centered AI ejemplifica los enfoques transdisciplinarios que unen rigor técnico con la investigación humana.
Gobiernos y formuladores de políticas: La legislación y los marcos regulatorios pueden incentivar la innovación prosocial, lo que hace que sea económicamente viable para las empresas producir sistemas de IA que sean transparentes, responsables y alineados con los objetivos sociales. Las asambleas de ciudadanos y las consultas públicas pueden informar estas políticas, asegurando que la dirección de la IA refleje las diversas voces de la sociedad.
Más allá de las cajas a un futuro híbrido holístico
A medida que AI se integra profundamente en el tejido socioeconómico global, debemos resistir el impulso de tratar la tecnología como una caja negra optimizada para métricas específicas. En cambio, podemos imaginar un futuro híbrido donde las inteligencias humanas y máquinas evolucionen co-evolucionando, guiadas por principios compartidos y basados en una comprensión holística de nosotros mismos y nuestros entornos. La IA prosocial va más allá de una elección simplista entre innovación y responsabilidad. Ofrece un tapiz más rico de posibilidades, donde la IA empodera en lugar de los adictos, conecta en lugar de fragmentos y regenera en lugar de agotamientos.
El futuro de la IA no se determinará únicamente por destreza computacional o astucia algorítmica. Cómo tejemos orgánicamente estas capacidades en la esfera humana lo definirá, reconociendo la interacción del cerebro y el cuerpo, el yo y la sociedad, los matices locales y los imperativos planetarios. Al hacerlo, creamos un estándar de éxito más expansivo: uno medido no solo por ganancias o eficiencia sino también por el florecimiento de las personas y la resistencia del planeta.
La IA prosocial puede servir a lo largo de ese camino. El futuro comienza ahora, con un nuevo ABCD: Aaguja a una sociedad inclusiva; BElieve que eres parte en hacer que suceda; doHoose de qué lado de la historia quieres estar; y Do Lo que sientes es correcto.
Después de dos décadas con UNICEF y la publicación de varios librosDra. Cornelia C. Walther es Actualmente, miembro principal de la Universidad de Pensilvania que trabaja en IA prosocial.
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